lunes, 24 de enero de 2011

Hierba mala... No la hacen té...

Pues sí, ya fue bastante tiempo desde mi última entrada y no, no me dio influenza ni nada por el estilo. Simplemente me ha llegado la peor enfermedad que le puede dar a un ser humano de mi estrato y condición social (envídiame pinche Slim)... La adultez.

Duele un chingo y se sufre todavía más. Te medio paras todos los días a la misma hora sin reaccionar hasta que abres la llave de la regadera y prendes el radio. Órbita? Naa, pinche anciano. Ahora se llama Reactor que te dan todas las alternativas pero de cambiarle porque no soporto al idiota del Rulo. Cómo demonios le pagan a este imberbe por medio balbucear todas las sandeces que ni siquiera sabe pronunciar? Neta nadie se ha dado cuenta que está más jetón que yo?

No, cuando menos te das cuenta estás oyendo el show de Javier y Mariana y eso si le pudiste cambiar a tiempo antes de que empiece la hora de los bicles, pesadilla mañanera. Sales de la regadera, corbatita bonita, pelo engelado y a chingarte el pan de cada día. Ya no se usa el ganárselo.

La mitad del día te haces güey chismeando con el café y ya llegó la hora de comer. La otra mitad del día te escapas al cigarrito y se acabó la tarde. Ahi nos vemos y vieja el que apague la luz. Aprendí a no decir "marica el que se raje" cuando me enteré que ya quedamos pocos machines en la oficina.

Camino a casa viene lo más interesante porque te da cargo de conciencia de todo lo que no hiciste en el día y llegas a tu casa a prender la computadora y hacer lo que debiste haber hecho desde un principio: trabajar. Llega la noche y la banda ancha (del vecino) está atascada a tope por música y películas que estás bajando y el etsel y el pagüer poin en blanco como los dejaste hace 2 horas que te metiste a feisbuquear nada más por chismoso.

Lo que realmente duele de todo esto es que te das cuenta que lo que estás bajando son los grandes éxitos de Supertramp y el Día de la Independencia, porque los efectos están poca madre...

Ni pedo, la adultez ya te jodió...