No, no hay nada qué explicar. La gente es idiota. Punto.
Estaba en el metro y entrar fue casi un triunfo. Toda la gente se amontona en las puertas y se aferra a estar cerca de la salida. Se hacen unas peloteras terribles y los pasillos van completamente vacíos. Hasta que a algún iluminado por San Jacinto se le ocurre irse a los pasillos es cuando se empieza a desasolvar la gente a, ahora sí, llenarse hasta el mismísimo moco. Pero no para ahí, no...
Está el hijito de la chingada que quiere entrar a huevo. No cabe pero se para en el riel de la


El metro no avanza y estos dos se siguen peleando cuando se oye una grabación ahogada que reza: "Por favor, no impida el libre cierre de puertas" y mágica y graciadamente... se abren. Al panzas se le cae la cara y pela los ojos. El lenguas se queda con la ídem fuera y los ojos con miedo. La expectativa crecía cada vez más por ver quién reaccionaba primero, todos aguantando el aliento pendientes de los movimientos de estos dos idiotas y... se cierran las puertas. Se oyó el soltar de aliento (y también se olió, deberían prohibir la venta de gorditas con cebolla afuera de cualquier estación) y la decepción por estos dos puñales.
El panzas medio atina a reaccionar tardíamente y le pega otra vez al vidrio de la puerta. El lenguas voltea de un lado a otro y se empieza a burlar otra vez del panzas. Ya no hay nada nuevo pero el pinche metro no avanza todavía. Del sonido metril se oye una corneta y se abren nuevamente las puertas. Estos dos se vuelven a ver sin saber qué hacer cuando una señora, no más de 1.40, pelo chino canoso y sendo tonelaje, alza su manitas a las pompas del lenguas (que

Pero tampoco para ahí, no... Ahora el pedo es salir....
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